Se espera un verano con olas de calor y una pronunciada sequía si vuelve La Niña.
Se espera un verano con olas de calor y una pronunciada sequía si vuelve La Niña.
PANORAMA AGROPECUARIO

La Niña se fue hace poco y ya quiere volver

Tras provocar una de las peores sequías en décadas durante la pasada campaña, los expertos estiman que este fenómeno regresará en los próximos meses.

La Niña provocó una de las peores sequías de las últimas décadas en la zona núcleo durante la última campaña agrícola y causó enormes pérdidas económicas, no solo para los productores y las arcas del país, sino para todas las poblaciones que dependen de la actividad agrícola ganadera en la región.

Tras dejar su secuela perniciosa, llegó El Niño, un fenómeno meteorológico que aporta lluvias abundantes y que posibilitó cambiar el humor de la explotación del agro, con perspectivas de buenas cosechas y recuperación de las economías. Sin embargo, ahora el continente sudamericano se prepara para el posible regreso de La Niña en los meses venideros, con previsiones de una temporada de alta variabilidad climática en la región

Este evento climático, que se caracteriza por causar inviernos crudos, veranos con olas de calor y grandes sequías, podría generar un escenario similar a la escasez de lluvias históricas registradas entre 2020 y 2023, coincidieron distintos expertos reunidos en la sede de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en Ginebra.

“Venimos de atravesar esos tres años con un evento de La Niña bastante prolongado que trajo sequías en el sur de América del Sur, sequías extremas, históricas, con gran impacto; y luego una transición bastante rápida al fenómeno de El Niño”, dijo José Luis Stella, del Centro Regional del Clima para el sur de América del Sur. “Ahora, nuevamente, estamos en una transición a otra vez el fenómeno de La Niña. No solamente estamos en un clima extremo, sino en una variabilidad también bastante extrema y bastante rápida”, apuntó.

Qué pasará en la región

Especialistas del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) afirmaron que la llegada de La Niña todavía es una posibilidad y que, en caso de concretarse, no ocurriría en los próximos meses. “Veníamos con El Niño y recién este mes se dio el cese y pasamos a una fase neutral. Ahora vamos a estar un tiempo largo en fase neutral y los pronósticos indican que de a poco el océano se va a ir enfriando. Pero ese no es el único requisito necesario para que se genere un fenómeno de La Niña: el océano tiene que permanecer frío durante al menos unos cinco o seis meses, después la atmósfera tiene que responder a ese cambio, y recién ahí se declara La Niña”, explicó la meteoróloga Cindy Fernández, del área de comunicación del SMN.

En ese sentido, aclaró que “hay algunas proyecciones que indican que el océano se va a empezar a enfriar y, por lo tanto, hay indicios de que la fase neutral podría cambiar próximamente a una fase de La Niña. Sobre los plazos, subrayó que “para que esto ocurra van a pasar, suponiendo que se den todas las condiciones y se den de manera continua y rápido, unos cinco o seis meses mínimo. Es decir, se podría dar a finales de año”.

Los patrones de El Niño y La Niña tienen diferentes consecuencias en las distintas partes del planeta. En América Latina, en particular, han impactado históricamente en la producción de cultivos clave como trigo, arroz y maíz, provocando efectos en la economía de los países altamente dependientes de las materias primas.

Los efectos

En caso de que este fenómeno climático llegue al país durante el próximo verano, los efectos podrían incluir, según Fernández, “no favorecer las precipitaciones, sobre todo en el Litoral y el norte de la provincia de Buenos Aires”. “Con La Niña, las lluvias suelen ser bastante escasas, especialmente en esa zona, y además también se favorecen las altas temperaturas. Los veranos con el fenómeno de La Niña suelen tener períodos muy cálidos, temperaturas muy elevadas, varias olas de calor y muchos días soleados”, explicó.

En términos estadísticos, los más recientes pronósticos de los Centros Mundiales de Producción de Predicciones a Largo Plazo de la OMM prevén “dos escenarios igualmente probables”: hay un 50% de probabilidad de que se mantengan a lo largo del año las condiciones neutras actuales; y, a la vez, un 50% de chances de que ocurra una transición hacia un episodio de La Niña entre junio y agosto de 2024.

 INVESTIGACIÓN DEL INTA

Técnicos desarrollaron un “supertrigo”

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) trabaja en el desarrollo del “supertrigo”. Se trata de un desarrollo de nuevas variedades con granos más grandes. Los trabajos realizados hasta el momento expusieron los buenos resultados. El INTA prevé que los nuevos cultivares podrían estar disponibles para el productor en los próximos años.

El grupo de investigación trabaja con la técnica de biotecnología moderna. Esta permite hacer modificaciones muy precisas sobre el ADN. De esta manera, la edición genética se está usando para mejorar las características de los cultivos, entre otros aspectos. En este caso, los investigadores del INTA utilizaron las tijeras moleculares llamadas CRISPR/Cas9 para editar la secuencia del gen GW2, cuya función interviene en la determinación del tamaño de los granos. 

“Los materiales resultantes de este trabajo no serán considerados como Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y podrán ser manejados como materiales obtenidos por mejoramiento convencional”, informó el instituto.

El referente del Laboratorio de Transformación Genética Vegetal del INTA, Ezequiel Bossio, señaló que con este nuevo enfoque se buscan mejoras agronómicas demandadas por los productores, que solo son factibles de lograr mediante biotecnología moderna. “Previamente, se habían reportado diferentes trabajos en gramíneas, en los que se demuestra que las mutaciones en el gen GW2 aumentan el tamaño de los granos”, comentó Bossio.

Al mismo tiempo, este estudio forma parte de una respuesta a las demandas del productor en cuanto a ciclo, la calidad, la sanidad y el rendimiento.  “Con este trabajo, no solo se está contribuyendo a la productividad de este cultivo mediante el desarrollo de materiales que, luego de ser seleccionados molecularmente, evaluados fenotípicamente y avalados por la Secretaría de Bioeconomía, serán directamente incorporados al Programa de Mejoramiento, sino que también se busca establecer un nuevo tipo de relación entre el laboratorio que aplica biotecnología moderna para el mejoramiento de cereales y el programa de mejoramiento genético convencional”, expresó Bossio.

Para llegar al desarrollo de los nuevos cultivares, se trabajó sobre las dos últimas variedades que registró el INTA. A partir de este trabajo, queda por delante realizar los ensayos agronómicos comparativos para cuantificar el impacto sobre el rendimiento que tendrá la edición realizada, en cada uno de los individuos obtenidos.

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